¿Cuál será el instrumento preferido de Dios? ¿Acaso el órgano de tubos
presente en casi todos nuestros templos? ¿Tal vez el arpa, asociada
siempre a los lugares celestiales? Más allá de gustos particulares, creo
que coincidiremos todos en que el instrumento preferido de Dios es el
músico, toque éste la guitarra, el órgano o la batería. Y como todo
instrumento, a veces se desafina, pero... ¿cómo afinar este instrumento
tan particular? La respuesta es sin duda la oración, el contacto con Dios,
que siempre nos armoniza y nos devuelve la paz. Jesús nos enseña a
orar con el Padrenuestro (Mt.6,9-15).
Mi instrumento es la guitarra, que como todos saben, tiene seis cuerdas
y utilizaré el ejemplo de la afinación de la guitarra como analogía de
“nuestra afinación”.¿Cuáles son las seis cuerdas espirituales que
tenemos que afinar en nuestra vida? Yo suelo afinar la guitarra
comenzando por abajo, por la primera cuerda, el mi. Y la primera cuerda
que tenemos que afinar es justamente el mi, el yo, el ego, el orgullo, el
querer hacer nuestra voluntad y no la voluntad de Dios. Se afina con el
versículo 10 “venga a nosotros tu reino...”, pedirle a Dios cada día que
se haga su voluntad, que venga su reino, su gobierno a nuestra vida,
aunque a veces no comprendamos el sentido de ciertos acontecimientos.
La segunda cuerda en la guitarra es el si y en nuestra vida es la
anSIedad. Típico de nuestros tiempos, en que todos andamos corriendo
para llegar primeros a ningún lado y en donde nuestra preocupación por
lo que va a suceder mañana, nos impide disfrutar de cada día. Esta
cuerda se afina con el versículo 11 “danos hoy nuestro pan de cada
día...” A todos nos gustaría que, además de lo necesario para cada día,
se nos diera algo más para el día siguiente, ¿no?, sin embargo Jesús nos
enseña a pedir sólo lo necesario para cada día. Es su receta contra el
stress (Mt, 6,34 : “No se preocupen del mañana...”)
La tercera cuerda en la guitarra es el sol y en nuestra vida es el perdón.
El SOL brilla en nuestra vida cuando pedimos perdón a Dios por nuestras
faltas en la oración personal y fundamentalmente en el sacramento de la
confesión. Esta cuerda se afina con el versículo 12,a “perdona nuestras
ofensas...”. Siempre que fallemos a Dios o a nuestros hermanos,
debemos pedir perdón, para tener una conciencia limpia y no cultivar la
hipocresía.
La cuarta cuerda es el re y en nuestra vida es el REsentimiento:
versículo 12,b “como también nosotros perdonamos...” Obviamente esta
cuerda está íntimamente unida a la anterior. Le pedimos a Dios que nos
perdone de la misma manera que perdonamos nosotros. Y si nosotros no
perdonamos....el texto es claro, la conclusión es obvia ¿verdad?
La quinta cuerda es el la y en nuestra vida es LA tentación. Se afina con
el versículo 13ª “y no nos dejes caer en la tentación...”. Cada día pedirle
al Señor que nos proteja de las tentaciones que el mundo nos ofrece, y
de las dudas que aparecen en nuestra mente: ¿será cierto que Dios me
ama así tal como soy?, ¿será cierto que perdona tooooodos mis
pecados?, etc. Si esta cuerda se resiste un poco al ser afinada se
recomienda usar el afinador (leer el Evangelio). ¡Satisfacción
garantizada!
Nos queda sólo la sexta cuerda por afinar, el MIedo, el temor que nos
paraliza y que muchas veces nos impide avanzar en distintas áreas de
nuestra vida. Se afina con el versículo 13b “líbranos del mal”. El mal que
bajo diferentes máscaras (miedo, desanimo, pesimismo, etc.) busca que
nos detengamos y pensemos que nada de lo que hacemos es lo
suficientemente bueno.
Cuando el instrumento está afinado, siente amor, alegría, paz, paciencia,
afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí, es decir “los
frutos del Espíritu” y está listo para que el verdadero ARTISTA (nuestro
Padre Bueno) pueda ejecutar su canción en nuestra vida.
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